Nos ha dejado un artista…

Se ha ido un artista…

La Bañeza tuvo la suerte de verlo pilotar en 1981 cuando tenía apenas 18 años y le rindió homenaje tres décadas después, en 2010.

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El equipo de rodaje de la película documental EL GRAN PREMIO DE LA BAÑEZA tuvo el maravilloso honor de entrevistar a Joan Garriga en una parrilla de salida de un circuito urbano, el de La bañeza, en 2010. J.Javeier Morla, directivo del Moto Club bañezano y motero que ha recorrido medio mundo sobre su cabalgadura, inmortalizó este momento.

El equipo de rodaje de la película documental EL GRAN PREMIO DE LA BAÑEZA tuvo el maravilloso honor de entrevistar a Joan Garriga en una parrilla de salida de un circuito urbano, el de La bañeza, en 2010. J.Javier Morla, directivo del Moto Club bañezano y motero que ha recorrido medio mundo sobre su cabalgadura, inmortalizó este momento.

Las cámaras de imagen Industrial tuvieron un regalo inolvidable al poder retratar este momento históprico. Garriga mostrando todas sus artes en Las Bañeza, 30 años después de su anterior participación en la clásica leonesa.

Las cámaras de Imagen Industrial tuvieron un regalo inolvidable al poder retratar este momento histórico. Garriga mostrando todas sus artes en Las Bañeza, 30 años después de su anterior participación en la clásica leonesa.

Desde que en 1952 comenzarán a celebrarse carreras de motocicletas por las calles de La Bañeza, solamente en el despertar de la década de los años 80 el singular circuito urbano escogió llegar a la recta de meta ascendiendo por una pendiente del 12% de desnivel -lo que los lugareños conocen como la cuesta del túnel-, culminando en un espectacular cambio de rasante, que provocaba que los más osados pilotos hicieran volar sus máquinas como si de un tramo de «motocross sobre asfalto» se tratase.

Un joven Garriga corriendo en La Bañeza en la época en que las bañezanas carreras eran parte del calendario de campeonatos nacionales.

Inscripción de un joven Garriga corriendo en La Bañeza en la época en que las bañezanas carreras eran parte del calendario de campeonatos nacionales.

En agosto de 1981, la dos y medio del fenómeno Joan Garriga volaba como la que más. Su máquina no pudo con tanta exigencia de un piloto valiente como el que más. Cuando su montura dijo «hasta aquí he llegado», lo hizo en una zona del circuito que pasaba junto al lugar en que estaba ubicado un circo, por aquello de que La Bañeza en fiestas tenía algún circo montado en algún «prao» adyacente a su gran circo, el de las motos. Probablemente, nunca más la moto se le paró junto a una jaula de leones. Aunque ante la sorpresa inicial se asustó, él, Joan, el pilotazo, él podría haberlos domado a todos. Igual que domaba los circuitos de todo el mundo. En el Gran Premio de Argentina de 1987 -seis años después de aquella avería en el bañezano national circus- , hubo protestas ante los supuestos inconvenientes que presentaba para algunos pilotos el trazado de Buenos Aires. Joan Garriga, el gran Joan Garriga, hacía unas llamativas declaraciones para Diario AS.

Garriga para AS en Buenos Aires

Joan Garriga para Diario AS desde Buenos Aires, en 1987.

Página completa del Diario AS, del 3 de octubre de 1987, con las declaraciones de Joan Garriga desde Buenos Aires.

Página completa del Diario AS, del 3 de octubre de 1987, con las declaraciones de Joan Garriga desde Buenos Aires.

Hoy aquella pendiente ascendente, llamada la «Cuesta del túnel», no es tramo de pista como en 1981, sino que se ha convertido en grada para el público, pues la pista oficialmente transcurre justo por «la calle de abajo, a pie de cuesta».

Así luce hoy en día aquel legendario tramo de pista bañezano. Un veterano comisario de ruta, esos "banderas" incombustibles que ayudan a que todo salga perfectamente en carrera, fotografió el escenario durante la carrera de 2015.

Así luce hoy en día aquel legendario tramo de pista bañezano. Un veterano comisario de ruta, esos «banderas» incombustibles que ayudan a que todo salga perfectamente en carrera, fotografió el escenario en los instantes previos a una de las carreras de 2015.

La cuesta, entre carrera y carrera, igual de abarrotada o más que hoy en día. El pie de foto de Javier Herrero en esta foto de su gran artículo para motociclismo es bien expresivo.

La cuesta del túnel en 1981, entre carrera y carrera, igual de abarrotada o más que hoy en día. El pie de foto de Javier Herrero en esta foto de su gran artículo para motociclismo es bien expresivo.

La Bañeza es historia grande del motociclismo. El documental EL GRAN PREMIO DE LA BAÑEZA es historia grande del motociclismo, porque entre sus testimonios cuenta con las palabras de pilotazos como Joan Garriga, entre otros. Campeones y subcampeones del mundo, como Garriga, y tetracampeones como Jorge Martínez «Aspar» cuentan ante las cámaras de la película documental sus andanzas en La Bañeza y en otros lugares de la geografía hispana, europea y mundial. En 1981 «Aspar» viajó con su hermano mayor desde Valencia con un Renault-5 y un carro para transportar una moto que le dejó el campeonísimo Ricardo Tormo. Esa máquina resistió todos los embistes del circuito bañezano, aún brincando en cada paso por el cambio de rasante de la «famosa cuesta del túnel. La carrera de 125GP fue para él. Tres años después se proclamó Campeón del Mundo por primera vez.

Con una máquina cedida por Ricardo Tormo, "Aspar" ganó en La Bañeza en 1981. Esta fotografía realizada por el ilustre periodista Javier Herrero capta un instante en que la moto se prepara para saltar en una de las vueltas de la carrera de 125 Super.

Con una máquina cedida por Ricardo Tormo, «Aspar» ganó en La Bañeza en 1981. Esta fotografía, realizada por el ilustre periodista Javier Herrero, capta un instante en que la moto se prepara para saltar en una de las vueltas de la carrera de 125 Super. Esta foto y su correspondiente pie de foto han sido extraídos de la publicación que en su día apareció en la revista Motociclismo.

Y es que eso es lo que también es Joan Garriga, historia grande del motociclismo. Pilotos como él forman parte de un periodo de transición en el motocilismo español. El documental EL GRAN PREMIO DE LA BAÑEZA cuenta como en los años 80 los circuitos urbanos fueron desapareciendo de la geografía española. No todos…

Garriga, un fenómeno de la moto, junto a su rival deportivo Sito Pons

Joan Garriga, un fenómeno de la moto, en un podium mundialista junto a su rival deportivo Sito Pons. En la década de 1980 los podium del mundo empezaban a familiarizarse, más y más, con la presencia de españoles en ellos.

Hasta 1988, cuando Joan Garriga fue subcampeón a lomos de su Yamaha el Campeonato del Mundo de 250cc, en el que Sito Pons se impuso con el equipo Campsa-Honda , los pilotos españoles habían logrado títulos en 50cc, 80cc y 125cc, pero nunca en la categoría del cuarto de litro u otra cilindrada más grande. Con los Garriga, Pons, Cardús (Carlos Cardús fue subcampeón en 1990) y otros muchos llegó la revolución.

Joan Garriga deleitando al público bañezano en la subida de recta a meta.

Joan Garriga deleitando al público bañezano en la subida de recta a meta. En 2010 (y desde 1996) a la recta de meta se accede por el lado opuesto a la década de los 80. A falta de saltos en el cambio de rasante de la «Cuesta del túnel», Garriga se dedicaba a regalar caballitos al respetable.

Las carreras de bicilíndricas - en 2010 y 2011- fueron todo un espectáculo en La Bañeza, especialmente al ofrecer el lujo de ver correr a super pilotos como Joan Garriga, quien en la imagen se prepara para tumbarse al doblar la esquina que encamina hacia la actual recta de meta.

Las carreras de bicilíndricas – en 2010 y 2011- fueron todo un espectáculo en La Bañeza, especialmente al ofrecer el lujo de ver correr a super pilotos como Joan Garriga, quien en la imagen se prepara para tumbarse al doblar la esquina que encamina hacia la actual recta de meta.

Joan Garriga, descansa en paz.

Pasión, pura pasión

Queridos amantes de la fiesta de motos de La Bañeza, queridos lectores de esta web destinada al fascinante espectáculo del circuito urbano bañezano. Faltan ya escasas horas para la celebración del evento cultural y deportivo más emocionante que he conocido jamás y que he tenido la suerte de vivir de cerca, muy de cerca, desde que vine al mundo.

Para quien no sepa quien escribe estas líneas, cosa lógica por otro lado pues nunca quien las escribe se ha presentado, diré que me llamo Oscar Falagán y que nací en La Bañeza en una calle localizada dentro del perímetro que trazaba el circuito urbano entre los años 1952 y 1980. Curiosamente, el año en que nací las carreras de motos en ese circuito fueron puntuables, por primera vez en su historia, para campeonato nacional oficial. Lo que nació en su día como Circuito Motorista Bañezano, celebraba entonces sus bodas de plata de antiguedad.

Foto del año en que nací: el vencedor de 125GP en aquella edición sobre los adoquines de la pista

Foto del año en que nací: el vencedor de 125GP en aquella edición, tumbando sobre los adoquines de la pista bañezana.

En los años 80 aquel gran evento era conocido como «Premio de Velocidad Ciudad de La Bañeza». Y cuando, gracias a la sensacional labor técnica de  la productora leonesa Imagen Industrial y junto con el gran profesional Jesús A. Calvo, logré hacer realidad el sueño de realizar una película documental acerca la historia de las carreras de motos en mi ciudad, decidí que esa película sólo se podía titular «El Gran Premio de La Bañeza». Porque ese es el sello que creo que ha de tener la carrera de motos del circuito urbano de La Bañeza. Sea simbólico el sello, sea romántico o sea simplemente un guiño de respeto a su historia o una reverencia a su belleza sensorial, lo que cada año se celebra en La Bañeza cuando el calendario se aproxima a la Asunción, es para mí – y para los que lo amamos -, eso: «El Gran Premio de La Bañeza

Ricardo Quintanilla, ilustre piloto de Bultaco: fotografía tomada durante la realización de su entrevista para "El Gran Premio de La Bañeza." (foto R.calvo)

Ricardo Quintanilla, ilustre piloto de Bultaco: fotografía tomada durante la realización de su entrevista para «El Gran Premio de La Bañeza.» (foto R.Calvo)

Como verdadero bañezano que soy, amo las carreras de motos desde lo más profundo de mi alma. Para mí son un bautismo, una resurrrección, una indescriptible pasión. Para mí, como para miles de aficionados. Por ello, el libro que realicé, investigando las raíces y anécdotas infinitas del circuito urbano de La Bañeza, impulsada su edición con motivo de la llegada de las bodas de oro del evento, llevó en su título la palabra pasión. Porque eso son las motos en La Bañeza: pura pasión.

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Este año, muchos de vosotros, al igual que yo, vibraremos de nuevo y nos emocionaremos. Sé por experiencia que, al oír rugir las máquinas, rebotando los ecos de sus motores sobre los muros y paredes de esa ciudad en que nací, se me escapará más de una lágrima de emoción, no lo podré evitar. Diré a quien esté a mi lado sobre el bordillo, a pie de pista, que ha sido el polvillo de las balas de paja que se me ha metido en el ojo. Pero no lo engañaré, porque probablemente sabrá que en La Bañeza estamos bien acostumbrados a que durante un fin de semana de agosto, se muestre a los ojos ese escenario de toneladas de paja sobre las aceras. Los responsables de tal modificación del paisaje del lugar son un puñado de maravillosos voluntarios que cada año, en la noche previa a que las motos salgan a rodar por las bañezanas calles, se aseguran de descargar varios trailers cargados de pacas, con el fin de proteger cada salida de curva y cada esquina. Y lo hacen con enorme entrega. Por ello, los primeros fotogramas de la película documental «El Gran Premio de La Bañeza» son para retratar esas manos anónimas de voluntarios espléndidos.

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Me pregunto si los representantes que se encuentran gobernando en el Ayuntamiento de la ciudad en que nací serán conscientes de la envergadura real que el sello, la marca, la clase de «El Gran Premio de La Bañeza» tiene. Desearía que sí, aunque lo dudo con pruebas fundadas, pues jamás supieron darse cuenta verdaderamente, por ejemplo, de que una película documental que retratase la historia de un evento tan representativo de la ciudad a la que se deben, podría convertirse en el mejor embajador posible de ella. Quizá me equivoque, pero eso me hace pensar que no es la grandeza de su ciudad lo que de verdad les importa, sino su propia grandeza. Pero aunque hay quien no sabe ver lo que vería cualquiera, El Gran Premio de La Bañeza es pura grandeza. Detrás de esa película documental hay un gran esfuerzo y un gran deseo de abrir La Bañeza al mundo entero. Hace falta apoyo para llevar a cabo ese esfuerzo. Y no cabe duda que el primero en dar ese apoyo incondicional habría de ser el propio Ayuntamiento. Aunque también las empresas locales – las que no lo hacen – y la ciudadanía – aquella que no hace ni un gesto, como sería el simple hecho de adquirir el documental  – podrían aportar su granito de arena, para que cada agosto, la carrera de motos por las calles de su ciudad, siga siendo más y más aplaudida, más y más vivida, más y más emotiva. Para los verdaderos amantes, de la carrera, así será. Para otros será sólo una ocasión para intentar, nunca mejor dicho, «hacer el agosto».

No obstante, mantengo mi hilo de esperanza. Como en la tierra leonesa somos muy refraneros, utilizaré el refrán de que «nunca es tarde si la dicha es buena». Se puede enderezar el rumbo y se pueden aún hacer proyectos maravillosos. Y trabajar de forma espléndida para dar el máximo cariño a El Gran Premio de La Bañeza. Los ingredientes se dan y la marca está creada. Hay que resaltar, por supuesto, que es indudable el merito de haber llegado hasta 2015 desde 1952, tratándose de un evento tan delicado y complicado de poner en las calles. Las distintas generaciones de artífices de ese ensueño merecen gran respeto.

Veo cada verano los San Fermines de Pamplona, dimensionados en una forma extraordinaria y me pregunto a mí mismo: ¿hace falta que venga un Ernest Hemingway o algún otro americano, australiano o hindú a escribir al mundo lo que son las motos de La Bañeza, para que así se tome conciencia y se trabaje con eficiencia para que La Bañeza llegué a todos los rincones del mundo?

El motociclismo es un deporte adorado en España. Y en La Bañeza mantiene la frangancia de sus orígenes. ¿Es necesario decir algo más? No, no lo es. Simplemente basta con pasar varias horas con los pelos de punta, con la carne de gallina, con el corazón palpitando al unísono con los corazones de los pilotos, en alguna de las curvas o rectas del circuito este próximo fin de semana… Emocionaros los que amáis este evento. Emocionaros, porque es vuestro.